Te voy buscando... despacito... casi tímido. No es que no te conozca. Compartimos mucho día a día... Pero no logro encontrarte la vuelta. Últimamente te veo de bajón. No me engañás. Tal vez sea justamente porque ahora te estás haciendo esa pregunta que odiás con el alma... "¿Cómo me siento?" Mirá si te conoceré que sé que eso te tiene mal desde hace tiempo. Y estoy seguro que es porque no querés aceptar justamente eso que sentís. Como si pudieras ser fuerte en todo momento, siempre estás con un "todo bien" en los labios, respuesta que soluciona cualquier pregunta... que tengas que hacerte.
Sé que tampoco querés reconocer ante los demás que estás mal... que querés evitar el "¿no era que todo iba mejor?". Difícil aceptar el fracaso, ¿no?. Pero así es peor... Animate a hacerte la pregunta, y a convivir un poquito con la angustia... tal vez las cosas no sean tan negras como pensabas.
Sé que sufriste pérdidas, y que te culpás por eso... Es doloroso, no puedo negarlo. Pero no podés vivir la vida (con todo lo que ella implica) anclado al pasado. Hiciste lo mejor que pudiste. Viví con la sencillez de quien sabe reconocer sus errores, pero también con la paz de quien se sabe aún en la lucha.
No te quedes ahí en la silla, atrás de la compu. No te cierres. No te dejes caer. Te necesito.
Sé que sufriste pérdidas, y que te culpás por eso... Es doloroso, no puedo negarlo. Pero no podés vivir la vida (con todo lo que ella implica) anclado al pasado. Hiciste lo mejor que pudiste. Viví con la sencillez de quien sabe reconocer sus errores, pero también con la paz de quien se sabe aún en la lucha.
No te quedes ahí en la silla, atrás de la compu. No te cierres. No te dejes caer. Te necesito.