jueves, 24 de enero de 2008

Aprendiendo a vivir

Ayer hablaba con un amigo acerca de las construcciones de la realidad. De cómo varía de uno a otro, dependiendo éstas de lo que vemos, lo que escuchamos (o leemos) y la interpretación que hacemos de los hechos. Y, por supuesto, de nuestra experiencia propia, lo que hemos vivido y permanece agazapado, esperando el momento oportuno para sorprendernos.
Así construimos nuestro mundo (puedo olvidar variables, pero creo que nombré las más importantes). Y en función de esas "construcciones", tomamos decisiones. ¿Podría decir que nuestra libertad se mueve en ese mundo creado por nosotros? Para debatir. Lo cierto es que las personas con las que convivimos a diario también realizan sus propias construcciones. Que no son las mismas que las nuestras. Aunque encontremos, con algunas, muchos puntos en común. Lo que nos permite generar proyectos, amistades...
A qué viene todo esto, podrás preguntarte... Trato de entender. Y de entenderme. Por qué tantos desencuentros, por qué tantas malas decisiones... Evidentemente construí un mundo "paralelo", tan alejado de la realidad, que terminó transfigurando no sólo los hechos, sino también a las personas implicadas. Las desconocí. Y de paso, terminé desconociéndome a mí mismo.
¿Justifica esto lo actuado? Por cierto que no. Y por cierto que el tiempo no puede volverse atrás. Pero me ayuda a entenderme. Y hoy, de la mano de quien desde mi adolescencia le dio sentido a mi vida. Que no pide explicaciones, como hoy yo tampoco las pido. Sólo sabe esperar. Y confía en mí.
Vuelvo a encontrarme conmigo. A mis treinta y diez. Para reconstruir sobre los escombros. Ahora tengo un buen arquitecto. Y también manos amigas que, a pesar de todo, siguen estando para que (a pesar de mis peores pronósticos) pueda continuar creciendo y aprendiendo a vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelvo a encontarme contigo amigo y en cada encuentro nos volvemos al otro y a nosotros mismos, nos reconocemos y nos nombramos.
Amigos. La palabra construye y recrea el mundo dentro de un mundo inalcanzable por nuestra finitud. En el instante de nuestras
vidas en el continuo de la eternidad, aqui estamos nosotros, como diría el filósofo "Cielo arriba, Tierra abajo" alli se encuentra
el hombre intentando hallar su lugar. Y ese lugar en tanto leernos a nosotros mismos implica la busqueda por la palabra que nos
defina, aquella que no podemos definir sin definirnos a nosotros mismos. El lenguaje crea el pensamiento, mas allá de la palabra
solo es posible la ilusión de los sentidos, un multicolor sin poder explicarse en tanto no tengamos la palabra que le de vida.
Creamos nuestra realidad, no la realidad, sino nuestro alcance a la infinitud de la realidad misma, creamos el sistema hombre
dentro del entorno, que nos permita la forma de distinguirnos y que nos de la palabra para definirnos. Recorremos un camino
proyectado por otros, nuestros padres, recreamos la estructura en cada acción que se atiene a esa estructura, vivimos las tensiones
de contrarios entre los cuales nuestro instante transcurre. En la diferencia se esconde la unidad de lo diferente y allí se recrea
el espacio para la unidad con la otredad, para la amistad, para las necesidades, para el amor.
Complejidad, tensiones entre contrarios, relación dialógica resuelta en la dialéctica de nuestra historia, ese nuestro devenir,
nuestro entorno configura nuestra percepción y condiciona nuestra creación, construimos como decís amigo, nuestro mundo "paralelo",
tal vez "paredaño a la vida", simplificamos para definir nuestros sistemas y actuamos a traves del ojo de nuestra mente... prejuicios,
estereotipos, sesgos de variada índole, nos llevan muchas veces a equivocarnos, pero lejos de justificarnos, esto nos obliga, nos
recuerda siempre que necesitamos del otro, nos obliga a la apertura, al diálogo, a ese fluir de la palabra que desde el yo se hace tú
y se recrea en un nosotros posible. Ahí el desafío, ahí el lugar para el mensaje del Evangelio, ahí nuestra Misión y nuestra
búsqueda esperanzada y esperanzadora por la Palabra. Continuar creciendo, aprendiendo a vivir, redescubrir el mundo a cada paso,
en cada encuentro, con cada amigo con el que podamos decir la Palabra que nos une.
Un fuerte abrazo y gracias !!!